miércoles, 12 de diciembre de 2012


Sin vegetales no es posible la vida
Por Oriol Avila. Presidente del Centro de Estudios Naturistas de Barcelona

De entre todas las maravillas de la Creación destaca una como la más admirable y la más clara: nuestra total dependencia del reino vegetal, para que seamos humildemente conscientes de que el hombre es sólo como una mota de polvo en esta gran maravilla del Universo.

En efecto, nuestra vida y nuestra salud depende estrechamente de una vegetación sana y abundante, de forma que sin ella no son posibles ni la nutrición ni la respiración, es decir, la supervivencia.

El dilema es éste: ¡O mimamos a la vegetación, o desapareceremos!
Quien se llama Rey de la Creación, en realidad depende de que multitud de diminutas semillas germinen, echen raíces, hojas, flores y frutos gracias a una fuerza maravillosa, consecuencia de la generosidad y de la regularidad que rigen el Cosmos.
El llamado rey es ciertamente esclavo de la Naturaleza, a la quien debe acatar y respetar, y que a su vez depende de la energía del Sol, el astro Rey, el Padre de todos.

Con excepción del binomio cuerpo.-mente humano, no hay en la Naturaleza nada cuya perfección pueda compararse con la de los vegetales.
Sea cual fuere su envergadura, forma o manifestación, todos tienen una finalidad común: permitir que el hombre (y todos los animales) pueda sobrevivir sobre la Tierra. ¡Sin vida vegetal no puede haber vida animal!
Todos los seres humanos debemos considerarnos no sólo amigos sino aun deudores de las plantas, procurando en la medida de nuestras posibilidades restituirles con amor parte de lo mucho que han hecho, hacen y harán desinteresadamente para cada uno de nosotros.


Debemos evitar que sean maltratadas, mutiladas o arrancadas innecesariamente, ya que cada hoja verde que se marchita o desaparece, representa una menor cantidad de aire limpio en la atmósfera.
O cada flor que se corta, es una semilla menos que se transformará en una nueva planta.

Hay que mimar materialmente a las plantas, tratándolas siempre con cariño, observando su aspecto, regándolas o abonándolas cuando nos lo pidan. Y desde luego, respetar los cultivos, bosques y prados, cuando salimos al campo, así como a sus habitantes, sean los animales que sean, grandes o diminutos, incluso los racionales.

Si así procedes, sentirás crecer en tu interior una renovada confianza en la fuerza de la Naturaleza, y cuando te veas atormentado por enfermedades, penas o problemas, no dudarás en acudir a ella en busca de consuelo y de remedio a tus dificultades.
Sin duda, tus amigas sabrán recompensarte, transmitiéndote la salud y la paz que ellas han estado acumulando durante días y más días bajo el cariñoso contacto con el sol, el aire y la lluvia, ya que las plantas son seres vivos en permanente y estrecho contacto con la tierra y con el cielo, de quienes reciben una energía, una paz y una vitalidad que transmiten a manos llenas a quienes con devoción y confianza acuden a ellas.

Sin olvidar que esta misteriosa interacción hombre-planta es tanto más fuerte cuanto más próxima está la planta a su estado natural.
Es por ello que consideramos que el tomar cada día como mínimo una abundante ensalada cruda y una infusión digestiva, es la mejor Fitoterapia preventiva.
Si los ingleses afirman con acierto que una manzana al día mantiene alejado al médico, nosotros aseguramos por experiencia propia que una ensalada cruda al inicio de la comida y una infusión al final de ella, ciertamente nos mantienen lejos de la Farmacia.

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