Propiedades
antioxidantes de la yema de huevo
Por: Oriol Avila
Montesó
Presidente del Centro de Estudios Naturistas
La revista Food
Chemistry informa que un equipo de investigadores de la Universidad de
Alberta (Canadá) ha estudiado las propiedades antioxidantes de la yema de los
huevos de gallinas alimentadas con pienso normal a base de trigo o maíz.
En sus trabajos estos investigadores determinaron que dos
yemas de huevo crudas contienen casi el doble de propiedades antioxidantes que
una manzana y aproximadamente la misma cantidad que 25g de arándanos.
Una vez cocidas o fritas, las yemas pierden cerca de la mitad
de su potencial antioxidante, y un poco más si se cocinan en el microondas.
Los responsables de la alta concentración de propiedades
antioxidantes son dos aminoácidos, el triptófano y la tirosina, que se
encuentran en la yema del huevo. Ambos aminoácidos son bien conocidos por sus
efectos beneficiosos sobre el sistema cardiovascular.
La investigación proseguirá para estudiar otros antioxidantes
ya conocidos del huevo, los carotenoides (el pigmento que confiere color
amarillo a la yema) y los péptidos. En investigaciones anteriores se descubrió
que las enzimas del estómago y del
intestino convierten las proteínas del huevo en péptidos, que actúan del mismo
modo que los medicamentos empleados para tratar la presión arterial elevada.
Por lo tanto su poder antioxidante contribuye a la prevención
y el tratamiento de la hipertensión.
En la yema del huevo está presente una sustancia llamada
fosfatidilcolina, cuya misión es reducir de forma importante la absorción
intestinal de grasas saturadas, portadoras del colesterol “malo” en el proceso
digestivo, y ayuda a degradar las grasas acumuladas en distintas partes del
cuerpo, en especial en el hígado.
La fosfatidilcolina está presente también en la lecitina de
soja y se la relaciona con mejorar y aumentar la capacidad retentiva y la
memoria. Por ello, es necesario el consumo de huevos en las etapas escolares
donde podemos dar a nuestros hijos hasta cuatro huevos semanales, siempre
dentro de una dieta equilibrada, lo que favorecerá su esfuerzo intelectual y
físico. En el caso de las personas adultas, una persona físicamente fuerte y
activa puede consumir dentro de su dieta completa de tres a seis huevos
semanales. También es muy recomendable en la alimentación de las mujeres en
estado de gestación, pues favorece la correcta formación del sistema nervioso
del bebe, no sólo durante el embarazo, sino también en el período de lactancia.
El huevo no solo es una importante fuente proteica, sino que
también contiene una importante reserva de minerales y vitaminas. Un huevo nos aporta más del 50% de las cantidades
diarias recomendadas de vitamina B12. También nos aporta el 20% de nuestras
necesidades en vitamina D, necesaria
para absorber el fósforo y el calcio de los alimentos. Aunque en menos
cantidad, también nos aporta hierro, zinc, calcio, selenio y fósforo.
Los huevos ecológicos producidos de forma tradicional
contienen un tercio de colesterol menos, un cuarto de grasas saturadas menos,
dos tercios de vitamina A más, dos veces más de Omega 3, tres veces más de
vitamina E y siete veces más de beta-caroteno que los huevos de gallinas
criadas en jaulas de batería.
Las proteínas presentes en el huevo son “proteínas
completas”, ya que contienen en proporciones equilibradas los ocho aminoácidos
esenciales, es decir, aquellos que el organismo no puede fabricar por sí solo.
La yema de huevo contiene,
por su parte, luteína y zeaxantina, que protegen especialmente los ojos
contra la posibilidad de cataratas. Estas sustancias son destruidas por la
cocción. La yema de huevo, rica en colina, aumenta y protege la memoria. Su
contenido en ácido fólico es interesante, sobre todo para las mujeres
embarazadas con el fin de prevenir la espina bífida (malformación de la médula
espinal) del bebé.
Se pueden preparar de multitud de formas culinarias. Las más
recomendables son pasados por agua, duros o bien escalfados.
Lo peor que puede hacer es cocerlos a demasiada temperatura y
demasiado tiempo, hasta el punto de que adquieran una consistencia gomosa.
Alterará la estructura de las proteínas del huevo, lo que puede provocar
alergias.
La mejor manera es comer huevos…crudos.
Crudo no quiere decir que deba comerse los huevos tal cual.
Puede mezclarlos con alguna bebida, como un zumo o un batido.
Por ejemplo la mousse de chocolate es una receta muy
apreciada a base de huevos crudos. Se hace así: coja 6 huevos y 200 gramos de
chocolate negro bio. Funda el chocolate al baño maría. Separe las claras de las
yemas y móntelas a punto de nieve. Cuando el chocolate fundido se haya enfriado
un poco, mézclelo con las yemas. Añada a continuación a esta mezcla las claras
a punto de nieve, con suavidad para no romperlas. Vierta la mezcla en cazoletas
individuales que dejará una noche en el frigorífico. Puede añadir, por supuesto
frutos secos o semillas, pero no es recomendable ni azúcar ni harina ni
mantequilla.
Las autoridades aconsejan cocer bien los huevos para evitar
la salmonelosis. Pero este riesgo afecta a las gallinas criadas en malas
condiciones e, incluso en este caso, sólo un huevo de cada 30.000 está
contaminado.
No hay nada que justifique privarse de las ventajas
nutricionales de los huevos crudos.
Si o puede evitar cocer los huevos, la mejor forma de
tomarlos es pasados por agua, es decir, cocidos a baja temperatura (80° C). No es necesario que el agua
hierva, ya que el huevo coagula a entre 70 y 80° C. Dependiendo del tamaño del huevo,
unos cuatro minutos serán suficientes para obtener la textura perfecta: la
clara debe estar cremosa y la yema caliente y untuosa.
Pero también puede hacer huevos revueltos al baño maría. El resultado
final debe ser una crema, a la que puede añadir toda clase de ingredientes para
darle sabor: champiñones, especias, finas hierbas, verduras, etc.
Para las embarazadas
El consumo de huevos enteros crudos no se recomienda a las
mujeres embarazadas, ya que la clara de huevo crudo contiene avidina, una
proteína que inactiva a la biotina (vitamina B8) que se encuentra en la yema.
La biotina es una sustancia que las mujeres embarazadas necesitan y de la que
suelen ser deficitarias. Al cocer el huevo la adivina de la clara se
neutraliza, mientras que la biotina mantiene sus características, ya que
soporta altas temperaturas sin modificaciones. No obstante, lo mejor es comer
solo la yema cruda.
Consejos para la compra
Siempre debemos comprar huevos con la cáscara limpia e
intacta y, preferiblemente en una huevera donde aparezcan los siguientes datos:
fecha de consumo, categoría en función del peso, número de clasificación,
empresa que los ha embalado, cantidad de huevos estuchados y consejos de
almacenamiento.
En cuanto a su conservación deben mantenerse en el
frigorífico y sacar sólo aquellos que se vaya a utilizar. Alejarlos de fuentes
de olores extrañas que puedan afectar a su sabor. No es aconsejable lavar los
huevos.
Todos los huevos destinados al consumo humano directo
envasados o a granel, excepto si se venden directamente de la granja al
consumidor, deben ir marcados con un código en su cáscara. Por ejemplo:
·
Forma
de cría:
0. Producción ecológica. Mejor de
granjero de proximidad.
1. Camperas. Evitar estos huevos.
2. Suelo. Evitar totalmente estos
huevos.
3. Jaulas. Evitar totalmente estos
huevos.
·
País
de la UE del que proceden: España (ES).
·
Código
de identificación del productor.
Libro recomendable: El
huevo, alimento, medicamento. Dr. Ferrandiz. 4 Euros.
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